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SAN MATEO - YURACMAYO - HUANCAYA EN BICICLETA, Reserva paisajística Nor Yauyos Cochas Aunque es bien sabido que el Perú posee una cantidad increíble de lugares para hacer deportes al aire libre; la reserva paisajística Nor Yauyos Cochas, en la región Lima, ofrece además la oportunidad de apreciar una singular formación en cadena de espectaculares lagunas, cascadas y ríos transparentes que cualquier visitante puede disfrutar. La opción de hacer el viaje en bicicleta, proporciona además, la satisfacción de mezclarse realmente con el entorno, aún siendo bastante exigente y de un clima muy variable. Existen hasta 3 maneras de ingresar a la reserva, creada en el 2001, posee un área de 221.268 hectáreas y presenta una diversidad biológica típica de áreas andinas, no muy abundante, pero específica a áreas andinas y en algunos casos endémicas a la región. La primera es la convencional, por la zona de cañete y Lunahuaná, al sur de Lima, la segunda por Huancayo, al este de la capital, la tercera y la elegida para realizar la travesía en bicicleta de montaña, inicia en el poblado de san Mateo de Huanchor, sobre el kilómetro 103 de la carretera central. Unos 5 kilómetros encima del poblado de san Mateo de Huanchor (3200 m.) existe un pequeño desvío hacia la represa y lago de Yuracmayo. Desde aquí, inicia una trocha o carretera carrozable que se eleva a 3500 m. de altitud. Bastante exigente si se viene desde el nivel del mar solamente unas horas antes de iniciar el viaje. 22 kilómetros de ascenso conducen hasta los 4300 m. del pequeño pueblo de Yuracmayo. La subida presenta inclinaciones variables y carretera carrozable en buen estado. Unas 3 horas y media, toma el ascenso en bicicleta, atravesando, casi a mitad de camino, el poblado de Chocna (3800 m.) que posee una plaza muy bonita y un teléfono local para realizar cualquier tipo de llamadas. Tras algunas lluvias repentinas y oleadas densas de blanca neblina, pude realizar la última parte del recorrido sobre una carretera muy buena, pensando que la continuación, al día siguiente, sería como tal. Craso error. El poblado de Yuracmayo es realmente pequeño en comparación a la gigantesca represa del mismo nombre y el lago que lo forma, ubicado a pocos metros. Apenas unas 20 personas conforman toda la comunidad y no existen lugares para abastecerse, excepto 2 pequeñas bodegas. Tras una amena charla con el maestro del lugar, éste me invitó a descansar en la calidez del colegio hasta el siguiente día. La segunda jornada resultó mucho más exigente de lo previsto. Decidí madrugar e intentar ganarle tiempo al tiempo, por lo que a las 5 de la mañana, estaba ya iniciando el ascenso alumbrado por la tenue luz de mi frontal, la que se iba mezclando con el azul amanecer de la zona. Hasta ese momento el barómetro anunciaba buen tiempo, pero lo que ignoraba entonces y supe luego, es que un frente lluvioso se estaba formando justo por encima de todo mi emplazamiento; es así, que tras unos 20 minutos de iniciado mi recorrido, una lluvia incesante empezó a cubrir toda la ruta. 15 kilómetros más adelante y en ascenso, debería alcanzar un paso de altura a casi 5 mil metros. Me resultó muy trabajoso intentar pedalear sobre barro, lodo y piedras sueltas, además la inclinación en algunas zonas es bastante alta y me era imposible mantenerme sobre la bicicleta demasiado tiempo. El paisaje si es realmente bueno, amplios verdores y quebradas inmensas, todo ello rodeado de la gigantesca laguna Yuracmayo, de unos 8 km de longitud. Alcancé el paso luego de 3 horas y media de exigente esfuerzo. A esta altitud, 4950 m., las lluvias se convierten en nevadas y el frío es realmente intenso, por lo que apenas capté un par de fotografías e inicié el descenso mientras la nieve se convertía nuevamente en lluvia. A mitad del descenso ya pude observar el lago Paccha y unas planicies realmente hermosas que invitaban a un obligado pero imposible descanso, la lluvia no me dejaba y nuevamente la carretera se convertía en una pista de patinaje mientras realizaba el presuroso descenso (15 km ) en busca del cruce al lago Totoral y Suyoc 4150 m., unos kilómetros antes del poblado de Carhuapampa. Alcancé el cruce a media mañana e inmediatamente inicié otro ascenso de unos 9 kilómetros que para ese momento creí lo haría rápido. Ningún error más grande, la lluvia era ya una compañía habitual y toda la ropa para estos casos ya estaba empapada horas antes. El constante de mal tiempo, puso la carretera en peor estado aún y fue aquí donde incluso me planteé en dar marcha atrás. El detalle de realizar este viaje, es que no se encuentra gente ni poblaciones cercanas, la zona es bastante inhóspita y deshabitada. Durante casi 2 horas me vi obligado a empujar la bicicleta en un estado totalmente aletargado y con poco ánimo. Cada curva que daba me ofrecía un panorama desolador y una nueva cuesta inmensa, mientras estaba seguro de escuchar reír a un grupo de llamas que se acercaban curiosas a observar como un insignificante ser intentaba caminar todo mojado por zonas de lodo y barro vociferando palabras soeces con total impotencia al ver que el cielo se ensañaba con él. En pocos momentos como aquel, realmente he sentido que no valía la pena lo que hacía. Tras una nueva curva, al fin pude llegar al segundo paso de altura (4720 m.) e iniciar el descenso al poblado de Huachipampa (4500 m.) al que calculé llegar al medio día. Eran casi las 4 de la tarde cuando llegué al desolado pueblo. Desde aquí el paisaje se vuelve realmente bueno, se rodea muchas lagunas gigantescas y verdes valles con mucha variedad animal y se ingresa a la reserva paisajística nor Yauyos cochas. Tras alcanzar el lago Peticocha, descendí hasta el lago Paucarcocha (4300 m.) , el que increíblemente , al ser represada, le han construido una carretera que la cruza sobre sus zonas inferiores hasta alcanzar el margen opuesto e iniciar un descenso hasta un sector denominado Tragadero (4180 m.) Eran ya las 5 de la tarde, había pedaleado durante 12 horas ininterrumpidas, 2 pasos de altura y la lluvia no terminaba de dejarme en paz. Decidí que era tiempo de descansar y sabía que no llegaría ese día a mi destino final, el poblado de Huancaya, a 3600 m. Al día siguiente, tras una noche fría y solitaria, descendí por un hermoso camino de herradura con numerosas cortas subidas y zonas de piedra donde es necesario cargar con la bicicleta. La cercanía al poblado de Vilca (3800 m.) conocido por sus hermosos paisajes, ya se hace notar desde mucho antes de llegar a el. Lagunas gigantes y verdes valles formando preciosas cataratas dan la bienvenida a este pequeño poblado. Extrañé la compañía de la lluvia y la espere las casi 2 horas que me tomó el descenso hasta este poblado, sabía que no llovería y me alegró saber que en Huancaya, mi pequeño hijo y mi esposa estaban esperando por mí desde la noche anterior. Ellos fueron mi única motivación de seguir adelante en los momentos realmente duros que pasé allá en total soledad. El resto del día siguiente fue pasear por el lugar conducidos por un vehículo y sin preocuparme por las lluvias que nuevamente hicieron su aparición apenas iniciada la tarde. Nosotros ya estábamos de regreso y con nostalgia, escuchaba las gotas de agua y los estruendosos truenos sobre el poblado de Huancaya. La reserva es magnífica, los poblados igual, los servicios turísticos son básicos pero vale la pena conocer el lugar. Sergio Ramírez Carrascal Nuestramontaña |
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